27/2/09

La clave de la paciencia es hacer algo mientras esperas

La violencia nunca es justificable ni justificativa de nada. Y por eso el joven que ataco el otro día una "herriko taberna" fue detenido. Si fue en defensa propia, para defenderse de la locura de la razón, lo determinará quien tenga que hacerlo en los tribunales. Pero, por lo que no se le puede detener es por estar harto de que le jodán la vida todos los días. Por cabrearse por que le han destruido su casa. Tampoco se le puede detener porque, tuvo que ver como sus padres tenían que vender sus propiedades en su pueblo y largarse de allí. Y mucho menos se le puede detener por querer vivir en paz y en libertad en su propia tierra.
El filosofo Fernando Savater, amenazado por ETA, dijo en unas declaraciones en referencia a este acto: "Esto revela que hay gente que simplemente no dice me han roto la casa, qué le vamos a hacer, sino que demuestra su hartazgo. Esto revela una situación". Y yo añado y matizo, revela una nueva situación.


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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.