8/5/07

Violencia de Género... femenino

Algunas veces no nos queremos enterar de lo que pasa a nuestro alrededor o es que seguimos siendo cómplices, por omisión, de los malos tratos que algunas mujeres siguen recibiendo de sus parejas. Cada vez me cuesta más creer que los amigos o familiares de estas mujeres no se den cuenta de lo que les está pasando. No entiendo como una madre, un padre, una hermana, un hermano, una amiga o alguien no se percate del sufrimiento o de las magulladuras que una mujer puede tener cuando cae en manos de un energúmeno que, un día le prometio honrarla y respetarla durante toda su vida, y que de puertas para dentro, lo que hace es deshonrarla y pegarla.

Algunas veces pienso que a lo mejor es porque todavía no tenemos muy claro en que consiste esto de “los malos tratos” y solo lo identificamos con una paliza, pero todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que signifique o suponga un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, así como las amenazas de tales actos, la coacción, la privación de libertad, la discriminación, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada, es violencia contra la mujer, y debería de preocuparnos más, y denunciarlo sin vacilar.

Creemos que estas cosas a nuestro alrededor no pasan. Que eso pasa en otros lugares, y que nos enteramos porque sale en la televisión o en el periódico. Pero aunque no se lo crean, si pasa, y más amenudo de lo que pensamos. Ahora bien, tenemos dos opciones, o mirar hacia otro lado como si eso no fuera con nosotros o poner cartas en el asunto, como mejor podamos o sepamos, teniendo en cuenta que si no se reconduce la situación debemos y estamos obligados a denunciarlo, máxime si la persona maltratada nos importa algo.

Este año en España ya van 25 mujeres muertas a manos de sus parejas o ex-parejas. La prensa no tardará en anunciarnos la número 26. No me gustaría que sucediera, no me gustaría que sucediera en mi pueblo, no me gustaría que sucediera en mí entorno y mucho menos me gustaría que sucediera en mi familia. Y a usted señor/a lector/a le gustaría que sucediera?

Pues no miremos hacia otro lado y ayudemoslas a recuperar la sonrisa.


Regino Marmol

El Progreso del siglo XXI

8 mayo 2007

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.