17/4/07

La Parroquía de los Marginados

Primero de todo decir que escribo desde el agnosticismo, que según la Real Academia de la Lengua Española sobre esta filosofía de la religión dice que, es una actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia, y añado, que los agnósticos no son antirreligiosos, siendo respetuosos con todas las creencias que proceden de una reflexión individual y honesta, y no de un interés egoísta, de la desesperación o de la presión del entorno. El agnóstico entiende la fe sólo como una opción personal de cada individuo, que él no comparte. Hecha esta aclaración quiero inmiscuirme en una noticia, que aún considerándola dentro del ámbito de la Iglesia Católica, por su trascendencia social ha llamado mi atención, y de que manera. Resulta que el arzobispado de Madrid ha decidido cerrar la parroquia de San Carlos Borromeo (Vallecas), que trabaja con población excluida socialmente, y destinar el edificio a un centro dirigido por Cáritas. Ésto ha caído como un jarro de agua fría sobre los feligreses y sus tres sacerdotes, que han decidido 'resistir' a la medida. Como hemos podido ver estos días en los distintos medios de comunicación el problema viene principalmente por la forma en la que los sacerdotes celebran la Liturgia.
Nos encontramos ante un conflicto jerárquico que a simple vista parece de fácil solución, si no fuera por que toca la moral. Los sacerdotes entran en la Iglesia libremente, aceptando y acatando las reglas, y éstas en esta ocasión las marca el arzobispado (jerárquicamente superior), y sus sacerdotes deben cumplirlas, o si no salirse de la institución. Pero en este caso, los sacerdotes, interpretan como jerarquía superior la palabra de Cristo, y entienden que actúan de forma cristiana al realizar la Eucaristía amoldándose a los feligreses que acuden a su celebración, entendiendo que no se puede separar 'Eucaristía y acción social'.
Desde mi agnosticismo, pero conocedor del mensaje de Cristo, que me enseñaron durante mi etapa escolar en un colegio de Trinitarios, creo y entiendo que si la alta jerarquía de la Iglesia Católica está dentro del mensaje de Cristo, como no podría ser de otra manera, los sacerdotes de la Parroquia de los Marginados, lo están más si cabe. No me imagino a Jesús de Nazaret, que dice estar allí donde se reúnan dos o más en su nombre, dispersando y alejando de su lado, a un grupo, a una persona cualquiera, que buscara oírlo, conocerlo, estar con él y seguirlo. Lo suyo era la cercanía, la mezcla con la gente, la instintiva preferencia por quienes veía más débiles, caídos, excluidos o necesitados: pecadores, prostitutas, extranjeros,etc.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
17 abril 2007

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.