22/5/07

Todos iguales, todos diferentes

El próximo día 27 tenemos una cita con la Democracia a la cual no deberíamos faltar ninguno. Elegir a la persona que regirá nuestro Ayuntamiento durante los próximos cuatro años tiene que ser una fiesta para todos, y no lo digo porque caiga en domingo, sino porque es de las pocas ocasiones en las que todos y todas hacemos un acto conjunto que nos une como pueblo, y un orgullo para cada uno de nosotros, por poder tomar esa decisión que nos hace partícipes de nuestro destino.
Ahora toca centrarnos en los problemas y necesidades de nuestro pueblo y escuchar a los candidatos las soluciones que nos proponen si alcanzan el apreciado sillón de mando, en temas tan cercanos como Sanidad, Seguridad, Cultura, Urbanismo, Juventud, Vivienda, Servicios Sociales, Comercio, etc., Es ahí donde se me plantean algunas dudas. Es difícil escuchar a todos los candidatos y grupos políticos que se presentan, primero porque algunos ni tan siquiera dan mítines exponiendo sus programas o por lo menos yo no me entero de cuando los hacen, y segundo porque no se si pasa en otros pueblos, supongo que si, pero en el mío sigue vivo el famoso dicho de "cada oveja con su pareja". Nada más hay que ver los mítines o actos que hacen populares y socialistas. Solo acuden los afiliados, afines y simpatizantes al correspondiente partido de turno. Los que no son ni afiliados, ni afines, ni tan siquiera simpatizantes de ningún partido político por principios, porque se han guiado siempre por sus propios ideales, que no tienen que ser peores que los que doctrinan los partidos, y que deciden su voto según lo que ofrezcan los candidatos sin más trasfondo de acritud ni afinidad, en estas fechas resultan más raros si cabe.
Pero imaginemos, imaginemos por un momento que todos los ciudadanos de un pueblo imaginario fueran solamente de un partido político, no hubiera ninguna otra ideología que la de ese determinado partido político, porque todos pensaran igual. Durante toda la vida gobernaría, todos los vecinos estarían de acuerdo, casi no haría falta ni ir a votar, ya que se sabrían los resultados de antemano. Todo sería idílico. Unos habrían eliminado de otros su ideología y ahora todos por fin pensarían igual, no habría discusiones, habría una idea única común para todos y todos serían felices y comerían perdices. O no. Ahora volvamos a la realidad que debe ser mucho más bonita.
Regino Marmol
El Progeso del siglo XXI
22 mayo 2007

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.