Queridos Reyes Magos:Este año he preferido escribiros desde este singular periódico que estoy seguro seguís con atención desde sus inicios, o por lo menos eso me han dicho, y que a mí me gusta tanto.
Este año solo quiero un regalo. Un regalo que pienso, a su vez, regalar a los demás si me lo concedéis. Estoy seguro que a unos magos como vosotros no les costará mucho concedérmelo y de verdad, os estaré eternamente agradecido.
El regalo que os pido es que me expliquéis lo siguiente: Como bien sabréis, durante casi cuarenta años, nuestro país fue gobernado por un dictador al que le llamaban Franco. Afortunadamente cuando el dictador murió, en su cama, yo contaba con poco más de once años, y por tanto no sufrí su represión o cuando menos no fui consciente de ella. Era tal el terror que creo mantenía hacía su pueblo, que nadie se atrevía a contradecirle, ni tan siquiera a mencionar palabras tan bellas como "libertad". Todo esto sucedió mientras vivía, ya que una vez muerto nadie quiso saber más de él, salvo algunos nostálgicos del régimen, que me hubiera gustado saber que pensarían del susodicho si hubieran amado la libertad como los demás y se la hubieran quitado, como a los demás. La despedida del dictador fue impresionante. Ahora en la distancia, pienso que los que asistieron a despedirse fueron más por asegurarse que estaba muerto que para homenajearle. Ya que al poco tiempo todo el mundo, renegaba de él. El pueblo sabe que la libertad, de pensamiento, de religión, de sexo, de expresión, etc. es lo que realmente tiene de verdad el ser humano como suyo, todo lo demás es efímero y perecedero, pero la libertad y la dignidad para vivirla no, a eso nunca debemos ni podemos renunciar, nadie puede decidir por nosotros, aunque esa decisión sea errónea. Pero a lo que voy, que pierdo el hilo. Lo que quiero que me concedáis este año es una lógica explicación de porqué, si todos estamos de acuerdo que las dictaduras son malas, "pero que mu malas", si todos condenamos a Hitler, Mussolini, Fidel Castro, Saddam Husein, Pinochet, Stalin, etc., nos resistimos a condenar a Franco. Si todos nos solidarizamos con las madres de Argentina o con los recluidos en los campos de concentración nazis. Porqué nos cuesta tanto solidarizarnos con nuestras victimas, porque nos cuesta tanto honrar su memoria, porque nos da miedo recordar después de tanto tiempo, una vez que todos los españoles nos sentimos y somos demócratas. Y esto no es cuestión de ideologías, es cuestión de querer a la democracia y de amar la libertad. O no? Espero impaciente el regalo. Feliz Navidad.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
16 diciembre 2006
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.