21/11/06

Que me lo expliquen porque yo no lo entiendo

¿Como nuestros líderes políticos, pueden recibir y entrevistarse con el presidente de un país en donde la realidad política es, la dictadura unipartidista, que encima tiene la desfachatez de llamarse PDGE (Partido "Democrático" de Guinea Ecuatorial)?
Como se puede consentir que Teodoro Obiang Nguema, nos visite, cuando es sabido que se sigue perpetuando en la presidencia de Guinea Ecuatorial falseando los resultados electorales?
Como, después de leer los informes de Amnistía Internacional, donde nos informan de que en su país se siguen realizando detenciones arbitrarias, horribles torturas, apaleamientos y muertes en detención, nosotros mismos le permitimos que nos visite?
Como después de saber por distintos observadores nacionales y extranjeros que Obiang lidera actualmente una de las más corruptas, etnocéntricas, opresivas y antidemocráticas dictaduras del mundo, y de saber que en julio de 2003 la radio estatal África 2000 anunció que el presidente Obiang es un Dios que está en permanente contacto con el Todopoderoso y puede matar a cualquiera "sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno porque es el Dios mismo".. nuestro Rey le puede estrechar la mano?
Como después de saber que, mientras la mayoría de sus compatriotas en Guinea Ecuatorial viven con menos de un euro al día, el dictador aparece en la lista Forbes en el octavo puesto de los diez líderes políticos más ricos del planeta, y su hijo, Teodorín Nguema, ha gastado cientos de millones en casas en París, Buenos Aires, Ciudad del Cabo y Los Ángeles, se traslada en automóviles Bentley, Lamborghini o Ferrari y, de acuerdo con la ONG Global Witness, ha añadido recientemente a sus bienes una mansión en Malibú valorada en 27 millones de euros, podemos permitir que nos advierta a los españoles de que no debemos formar parte de la oposición guineana y que nos reclame, a los españoles, que seamos imparciales? Que me lo expliquen, porque yo no lo entiendo... y ustedes?
Regino Marmol
El Progeso del siglo XXI
21 noviembre 2006

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.