Esto es lo bonito de la democracia, que el pueblo decide, y esta vez ha decidido que un nuevo partido entre a formar parte del Parlamento de Cataluña con tres escaños, que nadie se esperaba y que abren una ventana de aire fresco a nuestra democracia.
Echando un vistazo a su programa electoral y a su página web he podido enterarme de quienes son, que piensan hacer y que perspectivas de futuro tienen, y les puedo decir que, primero, el ideario básico de Ciudadanos se fundamenta en dos grandes corrientes políticas de la cultura europea: el socialismo democrático y el liberalismo progresista. Estas corrientes encuentran su origen en la Ilustración y tienen como eje central el pensamiento racionalista y, por tanto, la primacía de la razón sobre las tradiciones y los sentimientos. El principio no está mal, tienen buenas maneras.
Segundo, traen un discurso fresco, claro y renovado, y eso también me gusta, sobre todo en cuanto a la proposición de que en las elecciones las listas sean abiertas y se vote al candidato y no al partido, entre otras.
Y tercero, creo que tienen la intención de presentarse a las elecciones municipales del año que viene, y no solo en Cataluña, sino en el resto del país y principalmente en Madrid, donde a mi entender pueden hacerse hueco en el cartel electoral y tomar la alternativa.
Y es que algo está cambiando en la sociedad española y, como en tantas ocasiones Cataluña es pionera y motor de arranque. Primero Artur Mas acude a un notario para contraer un compromiso notarial de su programa electoral, que podría ser el principio de que de una vez por todas los políticos no campen a sus anchas y dejen de hacer honor al famoso dicho "donde dije digo ahora digo Diego" y se queden tan panchos. Veremos donde acaba lo de acudir al notario. Tiempo al tiempo. Y ahora se forma un partido en el que el eje central es el pensamiento racionalista. Lo que me lleva a pensar que se está fraguando una renovación generacional no ya de personas sino de ideas, de unas ideas que empezaron verdaderamente a fraguarse en los niños del inicio de la democracia, hoy adultos que saben lo que quieren, que no tienen prejuicios ancestrales, que no se aferran a nada salvo a la razón, sabiendo que ella les guía por ser una cualidad verdaderamente humana. Algo está cambiando.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
7 noviembre 2006
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.