1/8/06

La Democracia, como el Ave Fenix, resurgio de sus cenizas

Se está hablando mucho estos días de la ley de Memoria Histórica que tiene la intención de aprobar el actual gobierno y que, como casi siempre en política, está propiciando todo tipo de polémicas. Por un lado unos dicen que se queda corta, a tenor de los primeros textos, otros que van a esperar al texto definitivo y otros, los menos, que no se tiene que remover el pasado.
Y es que como nos cuenta la historia, en los primeros años de la década de los años treinta en este país había muchas cosas que debían y podían mejorar. Y un gobierno elegido democráticamente por el pueblo español, realmente estaba en una dificil situación de gobierno y de gobernar. La situación socio-política-económica no estaba en sus mejores momentos y España se resentía. Causa suficiente, según algunos, para que una parte del ejercito, dirigidos por los generales Francisco Franco, José San Jurjo y Emilio Mola, se levantara en armas contra el legítimo gobierno de España y, enfrentara sangrientamente a todos los españoles unos contra otros, en una guerra encarnizada que duró casi tres años y que se llevo la vida de casi un millón de españoles y el sufrimiento de muchos más.
La historía, como siempre, está escrita por los vencedores y en este caso no podía ser menos, y así pasó que los héroes fueron los militares rebeldes al gobierno legítimo, que abolieron la democracia dirigiendo este país durante casi cuarenta años bajo una dictadura; y los “malos” los que la defendieron con su vida. Y en esas estamos.
No creo que se trate de remover viejas historias del abuelo, ni tan siquiera el tomarse revancha de nada. Tan solo el poner a cada uno en su sitio y no tener miedo a nuestro pasado. Porque nosotros somos y seremos parte de ese legado de nuestra historia, queramos o no. Nosotros y las generaciones venideras serán en parte consecuencia de lo que en un momento de nuestra historia sucedio en nuestro país. Del mismo modo que influyen o han influido otros acontecimientos de la historía para ser quien somos ahora, y que de haber sucedido éstos u otros acontecimientos de otra manera, algo diferentes, al menos, seríamos. Y al pan, pan y al vino, vino. Y a los que luchaban contra la insurrección defendiendo la libertad y el sistema democrático en este país, ideas a las cuales ahora sería impensable renunciar por cualquiera de nosotros, hay que reconocerles ese mérito tarde o temprano. Y a eso creo que ningún demócrata podrá oponerse. Lucharon por defender la democracia, esa democracia que un lejano 1 de abril del 39 se le arrebató finalmente al pueblo español y que pasados algo más de cuarenta años, como el Ave Fenix, resurgio de sus cenizas, hayá por 1.978 con el ánimo de que nunca más nos sea arrebatada a la fuerza y por la fuerza. Y es que los iluminados, los salvadores de la patría y los dictadores tienen que estar en la historia como lo que son y en el lugar que les corresponda. Son historía y nunca mejor dicho. Pero los que han luchado, luchan y seguirán luchando por la democracia y la libertad también tienen que estar en la historía como lo que son, demócratas.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
1 agosto 2006

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.