Dejó su despacho en el Banco Mundial para fundar una organización única en el mundo: Transparencia Internacional. Sus informes anuales sobre cómo funcionan las redes de la corrupción hacen temblar a gobiernos y empresas. La sede de Transparencia Internacional (TI) en Berlín es austera, como si quisiera predicar con el ejemplo. Así es también su presidente y fundador, Peter Eigen, de 66 años, 25 al servicio del Banco Mundial (BM) y 14 sumergido en una lucha sin cuartel contra la corrupción en el planeta.
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.