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¡Qué extraños somos la mayoría de los mortales! Cada uno de nosotros estamos aquí durante un breve tiempo; ¿con qué propósito? no lo sabemos, aunque algunas veces pensamos que lo presentimos. Pero sin una reflexión más profunda uno sabe, por la vida diaria, que existe para otras personas -- primero que nada para todos aquellos cuyas sonrisas y bienestar dependen totalmente de nuestra propia felicidad y después para los muchos, desconocidos para nosotros, a cuyos destinos estamos unidos por los lazos de simpatía. Cientos de veces al día me recuerdo a mí mismo que mi vida interior y mi vida exterior están basadas en las labores de otros hombres, vivos o muertos, y que así mismo yo debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y aún estoy recibiendo...
Nunca me he fijado en el bienestar o la felicidad como fines en sí mismos - esta base crítica yo la denomino el ideal de una pocilga. Los ideales que han iluminado mi camino una y otra vez y que me han dado el coraje para afrontar la vida con alegría han sido la Bondad, la Belleza y
Mi apasionado sentido de justicia y responsabilidad social han contrastado siempre, extrañamente, con mi pronunciada falta de necesidad de contacto directo con otros seres humanos o comunidades. Yo soy verdaderamente un 'solitario' y nunca he pertenecido a mi patria, mi casa, mis amigos o aún a mi familia inmediata con todo mi corazón; a la vista de todas estas uniones, nunca he perdido el sentido de la distancia y la necesidad de la soledad...
Mi política ideal es
Estoy muy al tanto que para que cualquier organización alcance sus metas, un hombre debe representar la idea y generalmente cargar con
Este tópico me recuerda el peor afloramiento de la vida de las masas, el sistema militar, al cual aborrezco... Esta plaga de nuestra civilización debería de abolirse a la mayor velocidad posible. Heroismo a la orden, violencia sin sentido, y todas esas tonterías que van unidas al nombre de patriotismo -- ¡cuán profundamente las odio!
La experiencia más hermosa que podemos tener es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y la verdadera ciencia. Quien no la conoce y no puede maravillarse, está igual que muerto y sus ojos están nublados. Fue la experiencia de lo misterioso - aún mezclada con temor - lo que engendró
En este sentido, y solamente en este sentido, yo soy un hombre profundamente religioso... Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con un conocimiento, un sentido, de la maravillosa estructura de la existencia - al igual que del humilde intento por entender una pequeña porción de la Razón que se manifiesta a sí misma en la naturaleza.
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.