
Algunos no creían en el activismo de los jóvenes, pero sin su complicidad esto no estaría pasando. Algunos dudaban de la fuerza de internet. Pero sin la Red, esto no estaría pasando. Algunos dudaban de que las cosas no podían cambiar en lugares con tanta tradición islámica, pero se equivocaron, al menos de momento.
No solo debemos apoyar a los pueblos que reclaman su dignidad como seres humanos, sino alentar a nuestros gobiernos a que lo hagan de igual modo. Sin dudarlo tanto.
http://www.elpais.com/especial/revueltas-en-el-mundo-arabe/
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.