Dicen algunos que el conocimiento implica sufrimiento. Que en la inocencia está la felicidad. Y estoy convencido que en la edad de la inocencia, la niñez, seguramente es la etapa de la vida de un hombre donde esa premisa es totalmente verdadera, y los adultos debemos ser los guardianes de que siga así por los siglos de los siglos.
Pero llegada la edad adulta, donde la inocencia deja de ser vital, para convertirse en vital ignorancia, debemos conocer la realidad y la verdad que nos sostiene en este mundo. Permitamos beber de la fuente del conocimiento a todo aquel que tenga sed y ansia de saber. Sabiendo también, que las fuentes tienen varios caños de donde beber.
Agradecimiento a Alicia por darnos a conocer este tipo de documentos audiovisuales de fácil pero muy inteligente comprensión.
Pero llegada la edad adulta, donde la inocencia deja de ser vital, para convertirse en vital ignorancia, debemos conocer la realidad y la verdad que nos sostiene en este mundo. Permitamos beber de la fuente del conocimiento a todo aquel que tenga sed y ansia de saber. Sabiendo también, que las fuentes tienen varios caños de donde beber.
Agradecimiento a Alicia por darnos a conocer este tipo de documentos audiovisuales de fácil pero muy inteligente comprensión.
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.