Vidas minadas
Fragmento Documental Vides Minades
Documental Vidas Minadas
El documental merece la pena. Tengo que advertir que los presentadores hablan en catalán y la traducción de las personas que hablan otros idiomas son traducidos también en catalán, ya que el documental es de Televisión de Cataluña 3, pero Gervasio Sánchez habla en castellano. Si querieis verlo lo encontrareis en la sección "Cosas que hay que ver ahora"
El documental merece la pena. Tengo que advertir que los presentadores hablan en catalán y la traducción de las personas que hablan otros idiomas son traducidos también en catalán, ya que el documental es de Televisión de Cataluña 3, pero Gervasio Sánchez habla en castellano. Si querieis verlo lo encontrareis en la sección "Cosas que hay que ver ahora"
El discurso del que os hablo (lo tenemos gracias a mí amigo Lukiluk)
Discurso pronunciado por Gervasio Sánchez (periodista y fotógrafo) durante la entrega de los premios Ortega y Gasset el 7 de mayo de 2.008.
En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas.
Parece ser que no fue del agrado de los allí presentes y no se le dio la publicidad que merecía. Condenado al olvido y al ostracismo de la prensa, no nos cabe otra cosa que difundirlo para que sepáis de él. Cuando lo leais entendereis el porrqué no han querido darle publicidad.
En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas.
Parece ser que no fue del agrado de los allí presentes y no se le dio la publicidad que merecía. Condenado al olvido y al ostracismo de la prensa, no nos cabe otra cosa que difundirlo para que sepáis de él. Cuando lo leais entendereis el porrqué no han querido darle publicidad.
Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
Quién es?
Nacido en Córdoba en agosto de 1959, Gervasio Sánchez se licenció en 1984 en la rama de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde entonces ha trabajado como periodista independiente para diferentes diarios y revistas, especializándose en conflictos armados. Reside en la ciudad de Zaragoza desde la década de los ochenta. Desde 1984 hasta 1992 cubrió la mayor parte de los conflictos armados habidos en América Latina. Desde 1988 mantiene una estrecha relación con “HERALDO DE ARAGON”. Ha trabajado como enviado especial de este diario aragonés tanto en la guerra del Golfo como en los distintos conflictos armados en la antigua Yugoslavia, África, Asia y América Latina. También colabora con la Cadena SER y con el servicio español de la BBC desde 1994, con el Magazine de LA VANGUARDIA y con la revista TIEMPO desde el año 2000. En diciembre de 1994 apareció su libro fotográfico «El Cerco de Sarajevo», resumen de su trabajo en la sitiada capital Bosnia entre junio de 1992 y marzo de 1994.
En octubre de 1995 inició un nuevo proyecto fotográfico llamado “VidasMinadas sobre el impacto de las minas antipersonas sobre las poblaciones civiles en los países más minados del mundo, entre ellos Afganistán, Angola y Camboya, que concluyó en noviembre de 1997 con un libro y una exposición. Este proyecto fue organizado por las organizaciones humanitarias no gubernamentales Manos Unidas, Médicos Sin Fronteras e Intermón.
En noviembre de 1999, publicó su libro fotográfico “Kosovo, crónica de la deportación” (Blume) y en febrero de 2000, “Niños de la Guerra”, que resume su trabajo en la última década del siglo XX en más de una quincena de conflictos armados.
En Mayo de 2001 publicó el libro “La Caravana de la Muerte. Las víctimas de
Pinochet” (Blume).
En diciembre de 2002 publicó “Cinco años después. Vidas Minadas” (Blume) Durante los años 2000 y 2001 coordinó junto a Manuel Leguineche el libro “Los ojos de la guerra” (Homenaje de Miguel Gil), editado en noviembre de 2001 por Plaza y Janés.
En octubre de 2004 publicó junto al escultor y artista plástico Ricardo Calero “Latidos del Tiempo”, un libro catálogo de la exposición del mismo nombre organizada por los Ayuntamientos de Zaragoza y Sevilla.
En noviembre de 2004 publicó el libro literario “Salvar a los niños soldados” en la Editorial Debate, la historia del misionero Chema Caballero en Sierra Leona, director de un programa de rehabilitación de ex combatientes infantiles.
En noviembre de 2005 publicó el libro fotográfico “Sierra Leona. Guerra y Paz” (Blume).
Premios y nombramientos.
La Asociación de la Prensa de Aragón le otorgó por unanimidad en 1993 el Premio al Mejor Periodista del Año por su cobertura de la guerra de Bosnia.
El Club Internacional de Prensa de Madrid le concedió en 1994 el Premio al Mejor Trabajo Gráfico del Año por la cobertura de la guerra de Bosnia.
En 1995 le fue concedido el Premio de Andalucía de Cultura en su modalidad de Fotografía. El jurado destacó en el acta su «visión generosa y humanitaria, comprometida con el máximo rigor periodístico, ejemplo del nuevo periodismo que debe de impulsar a la futuras generaciones de fotógrafos».
En junio de 1996 le fue concedido el Premio Cirilo Rodríguez, el más prestigioso del Estado español para periodistas que ejercen su labor en el extranjero como enviados especiales o corresponsales permanentes.
En diciembre de 1997, la Asociación Pro Derechos Humanos de España le concedió el Premio de Derechos Humanos de Periodismo por su libro «Vidas minadas» y su trayectoria profesional.
El Ayuntamiento de Zaragoza acordó en septiembre de 1998 concederle el título de «Hijo Adoptivo» en «reconocimiento a los excepcionales méritos contraídos en el ejercicio de su actividad como fotógrafo en la que ha destacado por su sensibilidad social y su denuncia de los horrores de la guerra».
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le nombró durante la celebración del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en diciembre de 1998, «Enviado Especial de la UNESCO por la Paz» por «el extraordinario testimonio que ofrece mediante la fotografía del calvario que padecen las víctimas de las minas antipersonas y por su infatigable promoción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión pública mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayudar a los mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana».
En julio de 2001, la Diputación Provincial de Zaragoza le concedió la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal por “su trayectoria periodística y su compromiso a favor de la víctimas de la guerra”.
En abril de 2004, el Gobierno de Aragón le entregó la Medalla al Mérito Profesional como “reconocimiento a sus meritorios trabajos como fotógrafo y periodista especializado en conflictos internacionales que le convierten en los ojos y la conciencia de la opinión pública”. Además, “como testigo de este convulso siglo XXI representa la cultura, el riesgo y el compromiso de los corresponsales de guerra al servicio de la verdad”.
En noviembre de 2005, recibió el Premio LiberPress en reconocimiento a su labor “en favor de la libertad de prensa y la denuncia de las injusticias”.
En enero de 2006 ha sido galardonado con el Permio Javier Bueno otorgado por la Asociación de la Prensa de Madrid.
En Mayo de 2001 publicó el libro “La Caravana de la Muerte. Las víctimas de
Pinochet” (Blume).
En diciembre de 2002 publicó “Cinco años después. Vidas Minadas” (Blume) Durante los años 2000 y 2001 coordinó junto a Manuel Leguineche el libro “Los ojos de la guerra” (Homenaje de Miguel Gil), editado en noviembre de 2001 por Plaza y Janés.
En octubre de 2004 publicó junto al escultor y artista plástico Ricardo Calero “Latidos del Tiempo”, un libro catálogo de la exposición del mismo nombre organizada por los Ayuntamientos de Zaragoza y Sevilla.
En noviembre de 2004 publicó el libro literario “Salvar a los niños soldados” en la Editorial Debate, la historia del misionero Chema Caballero en Sierra Leona, director de un programa de rehabilitación de ex combatientes infantiles.
En noviembre de 2005 publicó el libro fotográfico “Sierra Leona. Guerra y Paz” (Blume).
Premios y nombramientos.
La Asociación de la Prensa de Aragón le otorgó por unanimidad en 1993 el Premio al Mejor Periodista del Año por su cobertura de la guerra de Bosnia.
El Club Internacional de Prensa de Madrid le concedió en 1994 el Premio al Mejor Trabajo Gráfico del Año por la cobertura de la guerra de Bosnia.
En 1995 le fue concedido el Premio de Andalucía de Cultura en su modalidad de Fotografía. El jurado destacó en el acta su «visión generosa y humanitaria, comprometida con el máximo rigor periodístico, ejemplo del nuevo periodismo que debe de impulsar a la futuras generaciones de fotógrafos».
En junio de 1996 le fue concedido el Premio Cirilo Rodríguez, el más prestigioso del Estado español para periodistas que ejercen su labor en el extranjero como enviados especiales o corresponsales permanentes.
En diciembre de 1997, la Asociación Pro Derechos Humanos de España le concedió el Premio de Derechos Humanos de Periodismo por su libro «Vidas minadas» y su trayectoria profesional.
El Ayuntamiento de Zaragoza acordó en septiembre de 1998 concederle el título de «Hijo Adoptivo» en «reconocimiento a los excepcionales méritos contraídos en el ejercicio de su actividad como fotógrafo en la que ha destacado por su sensibilidad social y su denuncia de los horrores de la guerra».
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le nombró durante la celebración del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en diciembre de 1998, «Enviado Especial de la UNESCO por la Paz» por «el extraordinario testimonio que ofrece mediante la fotografía del calvario que padecen las víctimas de las minas antipersonas y por su infatigable promoción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión pública mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayudar a los mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana».
En julio de 2001, la Diputación Provincial de Zaragoza le concedió la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal por “su trayectoria periodística y su compromiso a favor de la víctimas de la guerra”.
En abril de 2004, el Gobierno de Aragón le entregó la Medalla al Mérito Profesional como “reconocimiento a sus meritorios trabajos como fotógrafo y periodista especializado en conflictos internacionales que le convierten en los ojos y la conciencia de la opinión pública”. Además, “como testigo de este convulso siglo XXI representa la cultura, el riesgo y el compromiso de los corresponsales de guerra al servicio de la verdad”.
En noviembre de 2005, recibió el Premio LiberPress en reconocimiento a su labor “en favor de la libertad de prensa y la denuncia de las injusticias”.
En enero de 2006 ha sido galardonado con el Permio Javier Bueno otorgado por la Asociación de la Prensa de Madrid.
En mayo de 2008 recibió el Premio Ortega y Gasset de Fotografía.
Un tema que levanta ampollas: ¿debemos mantener actividades que nos enriquecen a costa de matar a inocentes?
ResponderEliminarPorque aquí no somos muy conscientes ni de que lo fabriquemos nosotros ni de que luego maten o mutilen a pobres niños que nada tienen que ver ni con nosotros ni con la guerra ni con na; pero siempre habrá gente con intereses en ese negocio. Gente que no son delincuentes (bueno alguno puede que hasta sí), sino ministros, funcionarios de cierto nivel que no temen por su futuro, funcionarios que sí temen por su futuro si desaparece esa actividad, familias que dependen indirectamente de la actividad, etc.
seguro que buscandoles otra cosa y explicandoselo se resuelve ¿verdad?
Después de todo, se ha decidido no fabricar ya bombas de racimo, pero, ¿y las minas antipersona?
Seguro que ya no se venden esas y ahora se venden otras.
Oye, y no es Lukiluk, sino Lukilok.
Gracias por este sitio que sí, si obliga a pensar.
Lukilok, creo que la respuesta es obvia. Y cualquier persona en su sano juicio debería manifestar su repudia a las bombas racimo y las minas antipersonas. Todos sabemos que la paz en todo el mundo no será tarea fácil, todos sabemos que como consecuencia de las absurdas guerras, principalmente provocadas por intereses económicos, seguirán muriendo personas inocentes, seguramente todas las que mueren en las malditas guerras son personas inocentes. Pero a lo mejor lo que no sabemos todos, es que los campos de minas que quedan después de las guerras solo matan y mutilan a civiles. Y esto a mi juicio si se podría evitar. Desde cuando son objetivos militares los civiles? No se si son necesarias las minas antipersonas en los conflictos actuales, pero al igual que se colocan, la ONU u otra organización similar, debería obligar a los beligerantes retirarlas una vez acabados los conflictos, porque de no ser así deberían ser acusados de crímenes contra la humanidad. En cuanto a los intereses económicos que se mueven con ese tipo de armas, dependerá de la ética de cada país, ya que los fabricantes está claro que no van a renunciar a sus cuantiosos beneficios. En todo caso me reafirmo en que personas como Gervasio Sánchez son necesarias e imprescindibles para no perder el horizonte.
ResponderEliminarBueno Lukilok, espero volver a verte pronto por aquí. Ya sabes que es un placer contar con tu colaboración. Lo último bueno que me has pasado ya lo he colgado como corresponde.