9/9/08

Uno de los nuestros

En ocasiones, es muy difícil expresar con palabras los sentimientos que nos invaden, y ésta, seguramente, es una de esas ocasiones. Me faltan las palabras y se me hace en la garganta un nudo difícil de soportar, que solo se sosiega con el recuerdo de los buenos momentos que hemos pasado.
Nos conocimos de chavales, cuando apenas empezábamos a volar, y rápido nos hicimos colegas, como entonces nos reconocíamos los buenos amigos. De figura quijotesca, aunque más prominente que el ingenioso hidalgo, rostro claro, rozando el pálido, pelo largo, siempre largo, y en ocasiones barba, últimamente barba. Talante campechano, afable, casi paternal, conversador. Mirada firme y clara. Sincera. Buen amigo.
La muerte, esa palabra de cuya definición no conocemos nada, solo que es un estado distinto a la vida conocida, que ni tan siquiera los grandes filósofos o eminentes científicos han sabido describir su verdadero estado, por imposible, pasó a ser su vida. Una enfermedad maldita, le situó allí hace unos días, desgraciadamente, arrebatándole de esta realidad.
Sus colegas, fuimos a despedirle, en ese momento en el que el cuerpo desaparece de nuestra vista para dar paso al recuerdo. Aun recuerdo común, al que homenajeamos no sé con cuantas copas alzadas en su honor, sintiéndole participe del agasajo que en su nombre se hacía. Estoy seguro, y se que los que allí se encontraban también, que Vicente, "el Vicen", no esperaba menos, y por eso lo hicimos. En fraternidad con el amigo muerto, como él lo hubiera hecho por otro de nosotros.
Siempre he pensado que las personas no cambian en su esencia. Que el paso del tiempo solo les blanquea el pelo y les curte la piel. Que tan solo hace falta una pequeña llama para iluminar el día. Y nosotros, todos nosotros solo estamos algo más canosos y curtidos, nada más. La esencia sigue siendo la misma, y el otro día cuando nos reunimos en la despedida, la luz volvió a brillar.
Dicen, que los recuerdos nunca mueren. También dicen, que una persona no muere mientras se le recuerde, y tú, no solo formas parte de nuestros recuerdos, sino de nosotros. Uno de los Nuestros. Va por ti, y por todos nosotros.

Triana: "Luminosa Mañana"

Ayer tuve un sueño
Alto como el cielo
Cuando desperté
Algo me quemó muy dentro.
El pájaro cantaba
La triste melodía
Que brota de la tierra
Sin cesar ni un momento.
De pronto me vi
Como un extraño
Comencé a caminar
Sin saber a donde ir
Sin saber...
Los árboles cantaban
Historias de otros mundos
Con danzas expresivas
Para un corazón sediento.
Luminosa mañana
Prendida de sufrimiento
Hoy he visto la luz
Que todos llevamos dentro
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
9 septiembre 2008

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.