
Es por ello iimportante que no caiga en el olvido que hubo un tiempo en este país en el que los campos se regaron de sangre, los caminos de odio y las casas de pena. Hubo un tiempo en el que el fascismo capitaneado por el general Franco aplastó la libertad de los hombres y mujeres de este país, y no contento con ello los asesinó, persiguió, encarceló, exilió, humilló, vejó, exterminó, descriminó, torturó, robó... Y no contento con ello convenció a una gran parte del país a que siguieran, permitieran y apoyaran sus prácticas criminales, a veces por miedo, otras por estabilidad y fé en la cruzada divina y en su mayor parte por el interés propio y egoista a pesar del sufrimiento del otro. Cuando en muchas ocasiones el otro era el propio hermano, amigo o vecino que al igual que él, tan solo quería vivir en paz y libertad, ganándose el salario con su trabajo , cuidar de su familia, ver crecer a sus hijos y algún día disfrutar de los primeros pasos de sus nietos.
Pero no contento con ello se tiró, el muy cabrón, casi cuarenta años campando a sus anchas. Apoyado, claro está, por los caciques de turno corrompidos por el poder y el dinero, la cúpula de la iglesia católica sabedores del estatus e influencia social que el fascista les acarreaba y de los militares mercenarios frustrados cautivos del ordena y mando.
Pero no contento con ello se tiró, el muy cabrón, casi cuarenta años campando a sus anchas. Apoyado, claro está, por los caciques de turno corrompidos por el poder y el dinero, la cúpula de la iglesia católica sabedores del estatus e influencia social que el fascista les acarreaba y de los militares mercenarios frustrados cautivos del ordena y mando.




tan siniestro personaje fue la de apropiarse de las creencias de las gentes. El ir bajo palio impresionaba a los creyentes que le catalogaban poco más que de santo. Y los caciques eclesiasticos, que haberlos también los hay, le adoraban como si de tal se tratara, apoyándo todas y cada una de sus atrocidades, como si de un mandato divino se tratara.


Los asesinatos a sangre fría durante la guerra no fueron menos que los que perpetró despues de que finalizara tres años después. El objetivo era dar tal escarmiento al que no había pasado por su aro, que llegó a las más altas cotas de odio y venganza.


Pero como en todos los sitios y lugares, también estuvieron los imprescindibles, los que luchan siempre contra la opresión y la injusticia y eso es lo que nos queda, saber que la llama no se apagó, que los tiros y las cunetas no lograron apagarla y al final son los grandes vencedores. Hoy son sus ideales los que imperan en nuestro país, y los idearios fascistas de franco y sus secuaces han sido derrotados, gracias en mucho a todos aquellos hombres y mujeres que no se arrodillaron frente al tirano, aun a pesar de que les inba la hacienda y la vida en ello.
La historia debe contarse. Somo lo que somos por saber de donde venimos y hacia donde queremos ir. Las futuras generaciones deben saber quien fue el dictador Franco, lo que hizo con su pueblo y quienes le apoyaron en tales fechorías criminales. Que ideología tenía y quienes la compartían entonces y ahora. Que consecuencias puede traernos de nuevo un regimen dictatorial, fascista y totalitario, donde solo gobiernan unos pocos "por sus cojones" o mejor dicho por las armas y apoyos de otros iguales y tan cabrones como ellos o más si cabe. Asesinos donde tan solo impera su ley, sus creencias y sus tropelías. Donde se anula al hombre en su esencia más vital, la libertad.
La historia debe reconocer como únicos héroes a los que se enfrentaron y lucharon por la libertad en este país. A los que jugándose la vida y las de sus seres queridos, tuvieron las agallas de defender sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad para todos y cada unos de nosotros. Estas gentes, en muchos casos anónimas, son los heroes de nuestro país. Otros paises tienen los suyos, que de igual manera hicieron lo mismo cuando les toco. A los españoles, a la gran mayoría de los españoles que queremos y no renunciamos bajo ningún concepto o condición a perder nuestra libertad, necesitamos reconocerles y honrarles, por lo que hicieron, será entonces cuando verdaderamente sepamos de donde venimos, con orgullo, y hacia donde queremos ir, con más orgullo si cabe. Ellos son de los llamados "imprescindibles".
La historia debe reconocer como únicos héroes a los que se enfrentaron y lucharon por la libertad en este país. A los que jugándose la vida y las de sus seres queridos, tuvieron las agallas de defender sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad para todos y cada unos de nosotros. Estas gentes, en muchos casos anónimas, son los heroes de nuestro país. Otros paises tienen los suyos, que de igual manera hicieron lo mismo cuando les toco. A los españoles, a la gran mayoría de los españoles que queremos y no renunciamos bajo ningún concepto o condición a perder nuestra libertad, necesitamos reconocerles y honrarles, por lo que hicieron, será entonces cuando verdaderamente sepamos de donde venimos, con orgullo, y hacia donde queremos ir, con más orgullo si cabe. Ellos son de los llamados "imprescindibles".







Mañana se cumplen 75 años del golpe de estado fascista que promovío Franco y sus secuaces. Corría el año 1936. El autoritario ilustre, como algunos historiadores tan fascistas como él le han llegado a calificar, o simplemente el dictador asesino cobarde y crimianal, como le calificamos otros, nos estuvo jodiendo la vida hasta finales de 1.975. Para algunos casi una vida de sufrimiento, para otros otra oportunidad para chupar del frasco sin contemplaciones. Espero que las próximas generaciones sepan la verdad. Y también espero que las siguientes, le estudien simplemente como a otro hijo puta más de los que a lo largo de la historia han pasado por la historia de la humanidad.
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.