8/1/10

El Orador

Os traigo una joya, un documento poco visto, un monólogo de Ramón Gómez de la Serna rodado en 1928 por Feliciano Vítores, que lo disfruteis...

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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.