Hubo una vez, hace más de veinte años, un programa en la televisión pública que presentaba y dirigía Fernando García Tola llamado “Si yo fuera presidente”. En él, el periodista planteaba las medidas que serían recomendables que el Gobierno adoptase, especialmente en materia social, después de escuchar las demandas y quejas de los ciudadanos que asistían al programa. Tuvo gran aceptación tanto por su formato como por los contenidos que se trataban que, para la época eran bastante osados.
En homenaje al Sr. Tola, fallecido en 2003, me voy a permitir plantear una cuestión que me lleva rondando la cabeza desde que empezaron las noticias sobre la nueva gripe que empieza a preocupar a la comunidad internacional por el riesgo bastante probable, a estas alturas del asunto, de que se convierta en pandemia.
Estoy convencido, bueno casi, que los gobiernos de los distintos países afectados han debido tomar las medidas más óptimas para frenar la propagación de la nueva gripe, porcina hasta hace unos días. Que seguramente han seguido a pies juntillas las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y todos los protocolos sanitarios preparados para estas ocasiones.
La exposición que me gustaría hacer, aunque reconozco que tarde, no por haberlo pensado ahora sino porque suponía que se tomarían esas u otras medidas similares es la siguiente:
Dando como cierto que el foco de infección estaba concentrado en México. Dando como cierto que este tipo de gripe, nueva, porcina, mexicana, norteamericana o como se le quiera denominar, no tiene vacuna para atajarla de una manera efectiva y con garantías. Dando como cierto, por tanto, que su propagación podría crear enormes estragos en la población, etc. que los responsables sanitarios mundiales conocían, mi humilde opinión, ya que no tengo ningún conocimiento médico, para afrontar en un principio el problema, hubiera pasado por lo siguiente:
Una vez sabido que la ciencia tarda tan solo entre tres y seis meses en  facilitar a la población una vacuna efectiva que combata la nueva gripe, según nos dicen. Y que las pruebas realizadas a humanos tardan poco más de dos días en dar el diagnóstico de infección o no. Lo razonablemente lógico hubiera sido que a todos los ciudadanos que llegaban por avión a otros continentes y a los aeropuertos de sus países, hubieran pasado un control médico para descartar su infección antes de abandonar las instalaciones. Para ello habría bastado la colocación de hospitales de campaña, tantas veces vistos en situaciones excepcionales, como es esta, para la realización de los análisis necesarios para determinar la infección o no. O bien el traslado inmediato a centros hospitalarios donde realizarlos igualmente. Esto lógicamente hubiera tenido un coste económico, ya que lógicamente se tendría que indemnizar a los viajeros por esos dos días de inactividad laborar y a sus empresas por la falta de asistencia al trabajo, etc.;  y un coste mayor por la privación de libertad de movimiento para los ciudadanos afectados, pero en cuanto al coste económico, quiero entender que siempre sería infinitamente menor que el que se nos puede ocasionar ahora si esto va ha más, y en cuanto a la privación de movimiento durante unos días, estoy seguro que los mismos viajeros estarían satisfechos de saber su estado de salud cierta, no incierta como ahora que no saben si estarán encubando la enfermedad, y no solo perjudicar su salud sino la de sus familiares y amigos en primer lugar, y la del resto de la población en último extremo. Esto se tendría que hacer en todos los países ya que de lo contrario la libre circulación de personas, por ejemplo en Europa, por otros medios de transporte hubiera desarticulado la medida. Cerrando fronteras con aquellos países que no observaran celosamente estas precauciones necesarias, En cuanto a los países fronterizos con México hubiera bastado de igual manera que este tipo de actuaciones se hubieran extendido a cualquier otro medio de entrada en el país.
No se si hubiera evitado la propagación total de la enfermedad, pero creo que en gran medida se hubiera paliado su propagación, ganando el tiempo necesario para conseguir los antídotos que nos libren de una pandemia a niveles aún desconocidos.
Personalmente si hubiera viajado de México a España y a mí llegada al aeropuerto me explican las autoridades sanitarias de la grave situación. Que me tienen que realizar unas serie de pruebas para verificar mí estado de salud y que me tendrán aislado con el resto de viajeros durante un par de días a cuerpo de rey en un lugar bien preparado y equipado para pasar el trance lo más cómodo posible. Que además me abonarán los días de trabajo en los que no pueda asistir por este motivo. Y sobre todo que esta medida evitará una posible pandemia en el mundo. Yo gustosamente y de buen agrado aceptaría. Cuantas personas pueden llegar a España diariamente desde México y durante unas cuantas semanas? No se, creo que este tipo de medidas se deberían haber tenido en cuenta.
Algunas veces estas deducciones son simples utopías pero ahí quedan. En todo caso esto lo digo a toro pasado, con lo que no queda otra que confiar en la OMS y en nuestros gobiernos que estoy seguro saben lo que hacen, mucho mejor que yo.
30/4/09
Fernando García Tola - Si yo fuera presidente (1983)
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.