La mayoría de los españoles por no decir todos, sabemos que la justicia es una asignatura pendiente en nuestro país, pero no de ahora, sino desde que reinó Carolo. Sabemos que, cada vez más, cuando debería ser todo lo contrario, la ciudadanía se aleja de la justicia que imponen nuestros juzgados, algunas veces por ser conscientes de que sin unos buenos abogados, que cuestan una pasta, la probabilidad de ganar el pleito se reduce considerablemente. Otras, y sobre todo estas otras, por ser malintencionadamente lenta. Y a estas alturas todos sabemos que, la justicia si es lenta no es justa. Y a esa clase, no me digáis que no fuisteis.
Esto es lo que sabemos, además de conocer que las penas impuestas en muchos casos no se corresponden con la voluntad social, pero esto no atañe a los que nos juzgan, sino a los que promulgan las layes y las penas por su incumplimiento.
También conocemos que significa en este país ponerte enfrente de un juez, aunque seas tú el denunciante y el que en derecho pide el amparo de la justicia.
Y además, ahora sabemos que también se ponen en huelga, cosa que todavía no entiendo y que luego comentaré, pero lo que no sabíamos claramente es porqué han ido a la huelga, precisamente ahora, después del caso del juez Tirado.
Según parece los motivos esgrimidos por los magistrados que han secundado la huelga son, la instauración de la Oficina Judicial; conexión informática entre Juzgados de distintas Comunidades Autónomas; formación esencial básica para quienes accedan a funciones relacionadas con la Administración de Justicia de carácter interino y que se asegure la inmediata cobertura de vacantes mediante personal titular; piden al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que establezca la carga máxima de trabajo "razonable" que puede asumir cada Juzgado; exigen un sistema adecuado y eficaz de sustituciones judiciales mediante jueces titulares; creación o supresión de Juzgados donde se precise para asegurar una carga equitativa del trabajo; y por último piden la supresión del traslado forzoso por ascenso, que hace que muchos Juzgados queden vacantes cuando su titular sube de categoría y es obligado a ocupar otra plaza en otro sitio.
Ahora juzguen ustedes, si uno de los tres poderes del Estado, puede o debe hacer huelga, por éstas u otras reivindicaciones, que aún siendo necesarias, se deberían gestionar de poder a poder. No me imagino al poder legislativo o al poder ejecutivo haciendo huelga en las puertas del Congreso de los Diputados o en el Palacio de la Moncloa. Sería de juzgado de guardia, nunca mejor dicho.
La huelga la deberíamos hacer los ciudadanos para exigir, eso si que nos corresponde, que los jueces fueran elegidos por el pueblo democráticamente como sucede en otros países. Les ayudaría a bajar los humos funcionariales que tienen, les reforzaría como verdadero poder del estado, les acercaría a la ciudadanía y les separaría del poder político ante el cual, según parece, han realizado la huelga, lo que les ha dejado por debajo de los otros dos poderes del estado. Eso si que merece una huelga.
Esto es lo que sabemos, además de conocer que las penas impuestas en muchos casos no se corresponden con la voluntad social, pero esto no atañe a los que nos juzgan, sino a los que promulgan las layes y las penas por su incumplimiento.
También conocemos que significa en este país ponerte enfrente de un juez, aunque seas tú el denunciante y el que en derecho pide el amparo de la justicia.
Y además, ahora sabemos que también se ponen en huelga, cosa que todavía no entiendo y que luego comentaré, pero lo que no sabíamos claramente es porqué han ido a la huelga, precisamente ahora, después del caso del juez Tirado.
Según parece los motivos esgrimidos por los magistrados que han secundado la huelga son, la instauración de la Oficina Judicial; conexión informática entre Juzgados de distintas Comunidades Autónomas; formación esencial básica para quienes accedan a funciones relacionadas con la Administración de Justicia de carácter interino y que se asegure la inmediata cobertura de vacantes mediante personal titular; piden al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que establezca la carga máxima de trabajo "razonable" que puede asumir cada Juzgado; exigen un sistema adecuado y eficaz de sustituciones judiciales mediante jueces titulares; creación o supresión de Juzgados donde se precise para asegurar una carga equitativa del trabajo; y por último piden la supresión del traslado forzoso por ascenso, que hace que muchos Juzgados queden vacantes cuando su titular sube de categoría y es obligado a ocupar otra plaza en otro sitio.
Ahora juzguen ustedes, si uno de los tres poderes del Estado, puede o debe hacer huelga, por éstas u otras reivindicaciones, que aún siendo necesarias, se deberían gestionar de poder a poder. No me imagino al poder legislativo o al poder ejecutivo haciendo huelga en las puertas del Congreso de los Diputados o en el Palacio de la Moncloa. Sería de juzgado de guardia, nunca mejor dicho.
La huelga la deberíamos hacer los ciudadanos para exigir, eso si que nos corresponde, que los jueces fueran elegidos por el pueblo democráticamente como sucede en otros países. Les ayudaría a bajar los humos funcionariales que tienen, les reforzaría como verdadero poder del estado, les acercaría a la ciudadanía y les separaría del poder político ante el cual, según parece, han realizado la huelga, lo que les ha dejado por debajo de los otros dos poderes del estado. Eso si que merece una huelga.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
24 febrero 2009
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.