Si hace unos meses celebraba la decisión del pueblo norteamericano por elegir que su nuevo presidente fuera un demócrata negro, llamado Barack Hussein Obama, hijo de un inmigrante keniata y una norteamericana, y de sus buenas intenciones para el futuro de su país y de las relaciones, de éste, con el resto de los países del mundo, hoy mí satisfacción es aún mayor.
Pero es que Obama y su pueblo, en los últimos meses, no deja de sorprenderme gratamente. Me sorprendió la inmensa cantidad de personas que asistieron al acto de toma de posesión que se celebró al aire libre pese al frío que debía hacer en Washington en el mes más frío del año. Más de dos millones de personas estuvieron junto a su nuevo presidente cuando juró su cargo. No me imagino cuantos millones más habría siguiendo este acto histórico, no ya en los Estados Unidos de América, sino en el resto del mundo, a través de la televisión o internet.
Me sorprendió también, cuando visionaba los videos del acto que, entre esa masa ingente de personas había pocos "estiraos", la mayoría eran personas normales y corrientes, ciudadanos de a píe, con bufandas, gorros y guantes de lana.
Me gustó que antes de empezar su discurso y ante las aclamaciones y aplausos recibidos, diera las gracias de las muestras de apoyo y cariño recibidas, tanto en ingles como en español.
Pero lo que más me impresionó fue lo que dijo a continuación. Señaló sinceramente la cruda realidad por la que atraviesa su país. Conflictos bélicos y crisis económica. Señalando, en primer lugar, claramente como responsable de la situación económica a la codicia e irresponsabilidad de algunos y dejadez de otros. Habló del esfuerzo de todos para salir lo antes posible de esa situación como hicieron las generaciones que les precedieron, y de la falta de confianza que ha tenido parte de culpa en la situación. Alentó la esperanza sobre el miedo y la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Recordó a todos los allí presentes, que todos los hombres son iguales, libres y merecedores de la oportunidad de buscar la felicidad. Animó a sus conciudadanos, como él les llama, a ser valientes y decididos en sus propósitos. Afirmando que los trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó la crisis, que las mentes no son menos creativas y que los bienes y servicios no son menos necesarios que hace una semana, un mes o un año. Y que el momento de quedarse observando o proteger intereses mezquinos ha pasado. Una nación no solo puede prosperar en favor de los más prósperos, dijo.
Cuando expresó su actitud ante los conflictos internacionales, subrayó que no solo se combaten con misiles y tanques, sino con firmes alianzas y convicciones. Y que la fuerza radica en la justicia de la causa, la fuerza del ejemplo y la templanza de las cualidades de humildad y comedimiento. Irak pasará a manos de su pueblo y haremos lo posible por consolidar la paz en Afganistán.
Aglutinó a todos en una única comunidad de hombres libres de distintas creencias y religiones, cristianos y musulmanes, judíos e hindús, y no creyentes. Valorando el legado de las diversas culturas. Y erigió a EEUU para liderar la paz en el mundo, abriendo la mano a todos aquellos que estén dispuestos a abrir el puño.
Pero lo que de verdad me sorprendió, fueron algunas de las primeras medidas que tomó tan solo unas horas después de ser nombrado presidente: dar órdenes precisas para cerrar Guantánamo y congelar los sueldos a todos los altos cargos.
Lo que ya no me sorprende tanto, es que ha pasado, en unas horas, de ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, a ser un buen presidente, una buena persona y un buen hombre.
Pero es que Obama y su pueblo, en los últimos meses, no deja de sorprenderme gratamente. Me sorprendió la inmensa cantidad de personas que asistieron al acto de toma de posesión que se celebró al aire libre pese al frío que debía hacer en Washington en el mes más frío del año. Más de dos millones de personas estuvieron junto a su nuevo presidente cuando juró su cargo. No me imagino cuantos millones más habría siguiendo este acto histórico, no ya en los Estados Unidos de América, sino en el resto del mundo, a través de la televisión o internet.
Me sorprendió también, cuando visionaba los videos del acto que, entre esa masa ingente de personas había pocos "estiraos", la mayoría eran personas normales y corrientes, ciudadanos de a píe, con bufandas, gorros y guantes de lana.
Me gustó que antes de empezar su discurso y ante las aclamaciones y aplausos recibidos, diera las gracias de las muestras de apoyo y cariño recibidas, tanto en ingles como en español.
Pero lo que más me impresionó fue lo que dijo a continuación. Señaló sinceramente la cruda realidad por la que atraviesa su país. Conflictos bélicos y crisis económica. Señalando, en primer lugar, claramente como responsable de la situación económica a la codicia e irresponsabilidad de algunos y dejadez de otros. Habló del esfuerzo de todos para salir lo antes posible de esa situación como hicieron las generaciones que les precedieron, y de la falta de confianza que ha tenido parte de culpa en la situación. Alentó la esperanza sobre el miedo y la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Recordó a todos los allí presentes, que todos los hombres son iguales, libres y merecedores de la oportunidad de buscar la felicidad. Animó a sus conciudadanos, como él les llama, a ser valientes y decididos en sus propósitos. Afirmando que los trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó la crisis, que las mentes no son menos creativas y que los bienes y servicios no son menos necesarios que hace una semana, un mes o un año. Y que el momento de quedarse observando o proteger intereses mezquinos ha pasado. Una nación no solo puede prosperar en favor de los más prósperos, dijo.
Cuando expresó su actitud ante los conflictos internacionales, subrayó que no solo se combaten con misiles y tanques, sino con firmes alianzas y convicciones. Y que la fuerza radica en la justicia de la causa, la fuerza del ejemplo y la templanza de las cualidades de humildad y comedimiento. Irak pasará a manos de su pueblo y haremos lo posible por consolidar la paz en Afganistán.
Aglutinó a todos en una única comunidad de hombres libres de distintas creencias y religiones, cristianos y musulmanes, judíos e hindús, y no creyentes. Valorando el legado de las diversas culturas. Y erigió a EEUU para liderar la paz en el mundo, abriendo la mano a todos aquellos que estén dispuestos a abrir el puño.
Pero lo que de verdad me sorprendió, fueron algunas de las primeras medidas que tomó tan solo unas horas después de ser nombrado presidente: dar órdenes precisas para cerrar Guantánamo y congelar los sueldos a todos los altos cargos.
Lo que ya no me sorprende tanto, es que ha pasado, en unas horas, de ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, a ser un buen presidente, una buena persona y un buen hombre.
Regino Marmol
El Progreso del siglo XXI
27 enero 2009
Posesion Barack Obama 20/01/2009 - Discurso de Posesion (1/2)
Posesion Barack Obama 20/01/2009 - Discurso de Posesion (2/2)
Asumió Obama
The Rising Bruce Springsteen We Are One Visit
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Cuando se abriga una convicción, no se la guarda como una joya de familia ni se la envasa herméticamente como un perfume demasiado sutil: se la expone al aire y al viento, se la deja al libre alcance de todas las inteligencias. Lo humano está, no en poseer sigilosamente sus riquezas mentales, sino en sacarlas de la cabeza, vestirlas con las alas del lenguaje y arrojarlas por el mundo para que vuelen.